Así será la universidad después del coronavirus

Sofía Riesco

El cambio al modelo online ha acelerado el paso hacia la enseñanza bimodal y al aprendizaje interactivo. ¿Seguirá así en los próximos años?

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La pandemia del coronavirus obligó a las universidades a cambiar rápidamente a un modelo online, después de pasar décadas perfeccionando las técnicas de educación en persona. Mientras que este curso se preparan para recibir a menos alumnos en sus campus, las instituciones superiores tienen ahora una oportunidad para echar un vistazo a la etapa post Covid-19. Los expertos coinciden en que no habrá un regreso total a la enseñanza tradicional de antes, y que esto incluso podría ser mejor.

El impacto más obvio e inmediato es que tanto la docencia como el aprendizaje serán online, y no solo por las medidas de confinamiento, sino porque las universidades han observado los beneficios de la enseñanza bimodal. Por ejemplo, la Universidad de Cambridge apuesta por clases grabadas y toda la enseñanza presencial que sea posible. De cara a un futuro a largo plazo apostarán por un modelo híbrido.

En este sentido, la tecnología jugará un papel clave en las universidades. A pesar de que los títulos continuarán siendo presenciales, el apoyo en herramientas tecnológicas será imprescindible en la enseñanza. “La clase no está muerta, tiene un papel importante, pero no exclusivo", afirma el vicerrector sénior de educación de la Universidad de Cambridge. “Estamos reflexionando sobre cómo serán las clases en el mundo post Covid-19 y cómo podemos mejorar la experiencia en el aula", añade.

Las clases online también revelarán las buenas y malas prácticas docentes, y darán como resultado un mayor reconocimiento, formación y adopción de buenas prácticas. De hecho, las investigaciones muestran que las clases estándar en persona son muy ineficaces y que tienen una serie de desventajas añadidas cuando se ven online.

Por el contrario, las prácticas activas en las que los estudiantes completan tareas, obtienen respuestas y debaten sobre temas en pequeños grupos, se pueden adaptar muy bien al formato online si la enseñanza es sincrónica. No obstante, el riesgo aquí está en los costes financieros. Habrá quien vea una oportunidad de generar más dinero por menor coste, lo que se puede traducir en más enseñanza online pero de baja calidad, y al revés, quienes vendan una experiencia totalmente personal.

La vicerrectora del Imperial College London también está de acuerdo con que las clases de 45 minutos tal vez no sean la mejor manera de aprender. El cambio al modelo online ha dado a las universidades “una gran oportunidad de hacer cosas que ya deberían estar haciendo", acelerando el paso hacia “una enseñanza online de alta calidad, híbrida y con relevancia internacional".

Si se hacen bien las cosas, “en tres o cinco años tendremos una nueva manera de ver la enseñanza", e incluso de tener “una clase verdaderamente internacional", lo que ayudará a los estudiantes a conectar con diferentes problemas y aportar distintas soluciones. La enseñanza será más interdisciplinar, ya que tal y como ha enseñado el coronavirus, la rama STEM (ciencia y tecnología) se mezcla con las humanidades y las ciencias sociales.

Y es que ninguna universidad es tan completa que cubra todas las partes de todas las disciplinas. Ahora, mediante la enseñanza online, las universidades pueden asociarse con otras instituciones y brindar a los estudiantes la oportunidad de beneficiarse de una gama más amplia de conocimientos especializados. Algunas disciplinas funcionan mejor que otras en el entorno virtual, como por ejemplo los idiomas, que permiten ver al interlocutor.

Entre las principales desventajas que ha supuesto este cambio en las universidades se encuentran las reuniones entre alumnos que se daban tanto antes como después de entrar en clase. Los encuentros con los compañeros son lo que más echan en falta los universitarios. Otro de los inconvenientes se ha dado a la hora de evaluar el trabajo de los estudiantes, ya que las trampas han sido habituales. Algunos profesores no seguirán evaluando igual que antes, y además los alumnos agradecen nuevas formas de evaluación.

Fuente: Times Higher Education

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